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6 consejos para leer (bien) un audiolibro

Si alguna vez has asistido a alguno de nuestros cursos de doblaje, seguro que has oído a Jordi Brau decir que: “la clave para ser buen actor/actriz de doblaje es leer, leer y leer”. En Polford lo tenemos muy claro: la lectura es la base de la interpretación de voz.

(Por cierto, ¿conoces nuestro curso de lectura Decir un texto? ¡Échale un vistazo! 😉)

A diferencia del teatro o el cine, en los que el movimiento del cuerpo y las expresiones faciales también juegan un papel importante, en doblaje y locución solamente tenemos nuestra voz (que también forma parte de nuestro cuerpo y se ve afectada por los gestos que hacemos, pero nos entendemos).

En doblaje y locución siempre hay un guión, ya sea la transcripción de los diálogos, el copy publicitario que tenemos que encajar en pocos segundos o, en el caso de los audiolibros –que es en lo que nos centraremos hoy–, el cuerpo del libro. En el texto está toda la información que necesitamos para armar nuestra interpretación, sumada a nuestras herramientas adquiridas con la experiencia y la formación.

Nosotros, que venimos del doblaje, siempre hemos tenido la referencia del actor al que prestábamos nuestra voz: su expresión facial, su colocación de la voz, su postura… Y cuando se trata de una voz en off, sueles tener imágenes de referencia o incluso una música que te da el tono de la escena. Sin embargo, en un audiolibro no tienes más referencia que lo escrito. Por lo tanto, nuestras herramientas principales son la imaginación y la comprensión lectora.

Entender qué está pasando, de qué va esa escena o ese párrafo en concreto, y ser capaz de imaginarlo, de visualizarlo mentalmente, es lo que marcará la diferencia entre una locución mediocre y una buena narración. Si además somos capaces de jugar con nuestra voz, no se nos traba la lengua y sabemos hacer las pausas adecuadas para respirar, nuestra lectura (de audiolibros) será memorable.

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6 consejos para leer (bien) un audiolibro

Para entrenar la comprensión de texto, la imaginación y tu instrumento principal, queremos compartir contigo algunos consejos que nos han ayudado a enfrentar la lectura de audiolibros:

– Leer, leer y leer.

¿Recuerdas las palabras de Jordi? Pues grábatelas a fuego. Puede sonar muy obvio (y lo es), pero no deja de ser cierto. La lectura es esencial para ganar fluidez, rapidez y sobre todo comprensión lectora.

Siempre que puedas, lee en voz alta. Todavía no se ha inventado un cacharro que nos permita leer telepáticamente para los demás, así que practica leyendo en voz alta. En casa o en la playa, donde sea, pero lee en voz alta cuando tengas ocasión. Haznos caso, notarás la diferencia al cabo de un tiempo.

Ah, y lee todo tipo de textos; una novela apasionante, un manual de instrucciones, un ensayo sesudo, un libro de autoayuda. Todo lo que caiga en tus manos. Explora los diferentes estilos y registros y ponte a prueba, ¡nunca sabes qué encargo te va a llegar!

 

– Cuida tu voz.

Es importante que cuides tu instrumento principal. Descansa la voz antes de una sesión de grabación y calienta tus cuerdas vocales con ejercicios. Si tienes un ratito antes de la lectura, recita trabalenguas; son divertidos y el mejor entrenamiento para ser “lector/a de élite”. 😜

En este vídeo te compartimos algunos de nuestros trabalenguas favoritos.

– Sin prisa y sin con pausa.

Dicen que el silencio habla más que las palabras. Una lectura pausada marca la diferencia entre la narración aficionada y la profesional. Es algo que en nuestras clases no nos cansamos de repetir. Ten en cuenta que un audiolector no tiene más referencia que tu voz y que probablemente, mientras escucha el audiolibro, esté haciendo otra cosa a la vez, como tender la colada o volver a casa en transporte público, así que debes leer despacio y marcando bien la puntuación del texto para darle tiempo a que asimile toda la información.

Además, las pausas son nuestras aliadas para respirar. Si te fijas, en algunos audiolibros no oyes la respiración del locutor/a; algunas editoriales optan por este tipo de narración más “limpia” mientras que otras prefieren mantener algunas respiraciones leves para conservar una cierta naturalidad. Sea como sea, nuestro consejo es que respires de forma orgánica y en las pausas naturales marcadas por comas y puntos.

– “¡¿Esta es mi voz?!”

Este consejo no te va a gustar, pero créenos que es muy útil. Cuando practiques tu lectura en voz alta, grábate. Y lo más importante: escúchate. Sí, ésa es tu voz. Todos hemos experimentado esa sensación de extrañeza al oír nuestra propia voz grabada. Pero, si quieres dedicarte a leer audiolibros, no te queda más remedio que acostumbrarte. Aceptar cómo suenas es el primer paso para trabajar profesionalmente con tu voz. Y la mejor manera de darle esquinazo a tus complejos e inseguridades es grabándote y escuchándote después. Pruébalo. Hazlo con regularidad y podrás comprobar tu evolución. Ya nos contarás.

– Poner voces.

Un audiolibro no es lo mismo que un doblaje. También hay personajes, pero el registro es muy distinto. La interpretación en un audiolibro suele ser más sobria, más discreta, aunque no por ello carece de emoción. Es cuestión de encontrar el equilibrio entre la narración aséptica y la exageración.

En nuestro curso integral de doblaje, donde también dedicamos algunas sesiones a la locución de audiolibros, lo explicamos siempre: tu voz es tu voz; puedes tener muchos registros, pero siempre tendrás la misma voz. Piensa que hay novelas con muchísimos personajes de diferente edad, sexo, educación, contexto… Si tienes que ponerle voz a cada uno, apaga y vámonos. Además, si intentas diferenciar demasiado a los personajes, puedes pasarte y caer en la parodia. Busca el tono en el que te sientas cómodo/a en la narración y simplemente diferencia a los personajes aportando matices.

– Entrena tu oído.

Escucha (buenos) audiolibros y fíjate en cómo están narrados. Los seres humanos aprendemos principalmente por imitación; copia a aquell_s narrador_s que transmiten emoción, narran a buen ritmo y hacen que se entienda todo. Y si encuentras algún audiolibro mal narrado (también los hay), haz el esfuerzo de escucharlo un rato y trata de identificar los fallos para no cometerlos. Ya lo dicen: si quieres ser escritor/a, tienes que leer mucho. Pues lo mismo: cuantos más audiolibros escuches, mejor locutor/a serás. En nuestra sección audiolibros de la web tienes una muestra de nuestras lecturas más destacadas, por si te apetece curiosear…

Ahora ya lo sabes. Practica leyendo en voz alta, entrena tu oído y explora tus capacidades como narrador/a. Y, cuando te sientas preparad_ para grabar un audiolibro profesional, te recomendamos que eches un vistazo a nuestro próximo post sobre cómo preparar una muestra de audio para presentarla a estudios de sonido.

Nosotros somos lectores apasionados, ya sea leyendo o escuchando. ¡Y estamos deseando escuchar tu voz en un audiolibro! 😉